¿Es verdad que las medusas muertas pican?
Cuando llega la época estival, nada como ir a la playa para tomar el sol y refrescarnos en el agua. Pero, si hay algo que a todos nos aterra, es que nos pique una medusa. ¿No tienes claro si las medusas muertas pican o no hay que preocuparse por ellas? En este artículo, vamos a descubrirlo.
¿Por qué pican las medusas?
En primer lugar, vamos a entender por qué pican las medusas. No es que el animal en sí sea maligno y decida clavarnos un aguijón o modernos cuando pasamos cerca de este. Lo que llamamos «picar» es el efecto urticante que nos produce el contacto de la medusa con nuestra piel.
Las medusas son animales cnidarios. Esto significa que cuentan con unas células llamadas cnidocitos. Estas células tienen un veneno que produce urticaria en nuestra piel. Cuando tocamos una medusa, los cnidocitos responden automáticamente clavándonos una especie de pincho microscópico por el que nos inoculan este veneno.
Por lo tanto, la medusa en sí no decide picarnos o no. Sus cnidocitos responden automáticamente ante el contacto con otro cuerpo. Así que, aunque la toquemos sin ninguna pretensión de molestar al animal, sufriremos su picadura.
Las medusas no son los únicos animales con esta molesta habilidad. En total, hay en torno a 10.000 especies de animales cnidarios, que también incluyen anémonas y corales. No obstante, las medusas son la amenaza de este tipo más común que nos podemos encontrar en las playas de por ejemplo España.
¿Me puede picar una medusa muerta?
Sabiendo cómo se produce la picadura de las medusas, ya podemos contestar a la pregunta de si es verdad que las medusas muertas pican. Lamentablemente, la respuesta es sí. Si de forma accidental tocamos una medusa, esté viva o muerta, los cnidocitos pueden reaccionar.
Es más, podemos sufrir una picadura incluso de un trozo de medusa, por ejemplo, de un tentáculo suelto de esta, que es donde se suelen concentrar estas células venenosas.
Así que ya sabes, si estás bañándote en la playa y ves una medusa, lo mejor es que te alejes sin comprobar si está viva o muerta, y que evites que alguno de sus finos tentáculos te alcance, ya que de lo contrario podrás llevarte una molesta picadura de recuerdo.